Muchos adultos guardamos en nuestro interior a ese niño que fuimos y que, en ocasiones, aparece en nuestra vida adulta ante diferentes circunstancias y motivos.
Por Jaime Ancajima. 07 diciembre, 2020.Existe gente que siempre tiene una actitud positiva ante la vida, que siempre ve lo que sí tienen o son y que, además, tienen una buena autoestima, viven la vida de mejor manera y sobrellevan sus problemas y dificultades con fe y esperanza. Han tenido y vivido problemas, traumas, accidentes o dificultades que los ha marcado; pero, su actitud hacia la vida es como la de un niño que ve siempre lo lindo que es vivir.
Lucía Camín, psicóloga y psicoterapeuta de adultos, en uno de sus artículos de su portal Alcea Psicología y Psicoterapia, menciona que muchos adultos guardamos en nuestro interior a ese niño que fuimos y que, en ocasiones, aparece en nuestra vida adulta ante diferentes circunstancias y motivos.
La psicóloga sostiene que el ocuparnos de nuestro niño interior nos ayudará a llevar una vida adulta más plena y auténtica y a desarrollar una buena autoestima. Nuestro niño interior es una parte antigua de nosotros mismos que aparece en forma de emociones, pensamientos y sentimientos ante determinadas circunstancias que lo activan. Todos hemos tenido algunas heridas emocionales en la infancia que no pudimos resolver o reparar. Nuestro niño se quedó dañado y aun de adultos lo podemos sentir dentro de nosotros ya que crecer por fuera no siempre implica crecer por dentro.
Camín nos explica que nuestro niño interno aparece cuando experimentamos situaciones dolorosas previas no resueltas, como una tarea difícil, opiniones o juicios de terceros, la soledad, entre otros. Dice que es entonces cuando comenzamos a actuar, pensar y sentir igual que lo hacíamos cuando éramos pequeños; aparecen las ideas infantiles que teníamos en esos difíciles momentos, nuestros diálogos internos en su forma y contenido y las creencias negativas inconscientes sobre uno mismo, los demás y la vida.
Lucía Camín recomienda que, para poder enfrentar las situaciones de alta carga emocional, cuando criemos a nuestros niños les permitamos experimentar relaciones de confianza, sólidas, comprensivas, estables, amorosas, respetuosas y cariñosas y que creemos vínculos que les protejan y acompañen emocionalmente para que puedan enfrentar las dificultades naturales de la vida.
Cuando sientas una emoción negativa, pregúntate por qué te sientes así. Trata de comprenderte y busca la manera de mejorar esas negatividades. Deja fluir tu tristeza, tu miedo y tu ira porque son emociones necesarias para nuestro organismo, ya que con ellas y a través de ellas también expresamos lo que le pasa y lo que ha vivido ese niño interior.
Este es un artículo de opinión. Las ideas y opiniones expresadas aquí son de responsabilidad del autor.